Un requisito para la deducción de oficina en el hogar es que tienes que utilizar regularmente una parte de tu hogar para fines exclusivamente comerciales.
Ejemplo: Imagina que convertiste un dormitorio vacío en tu oficina y que instalaste una computadora con su propia conexión de alta velocidad. Usas ese espacio entre cuatro y seis días a la semana para realizar tu trabajo por cuenta propia creando sitios web. La habitación se usa estrictamente para fines comerciales (contactar a clientes potenciales y reales, reunirte con ellos y trabajar en sus sitios web). En este caso, tu oficina cumple con el requisito de uso regular y exclusivo.
Por otra parte, si tú o un integrante de tu familia ingresan ocasionalmente a la oficina para ver películas o jugar en la computadora, tu oficina ya no se usa exclusivamente para fines comerciales.
De modo similar, si trabajas fuera de tu oficina en forma ocasional o esporádica, esto significa que no la usas regularmente.
