La depreciación te permite deducir la parte "usada" del costo de un activo año tras año, hasta que se agote la totalidad del costo o ya no seas el dueño. Es el valor del desgaste o la obsolescencia de la propiedad o del activo.
La depreciación deduce el costo del activo a lo largo del tiempo en lugar de hacerlo de una sola vez, como se hace al deducir un gasto.
La propiedad para alquiler se considera un activo depreciable, al igual que las mejoras importantes, por ejemplo, techos nuevos, paisajismo, refrigeradores, calentadores de agua, muebles, etc.
Los gastos se usan para deducir el costo total de servicios, servicios públicos, cuotas y productos consumibles (artículos de limpieza, bombillas eléctricas, alarmas contra incendios, pilas, etc.).
Averiguaremos qué método de depreciación te ofrece el mayor alivio tributario según tu situación particular.
